Los niños aún no habían llegado. Faltaban cinco minutos escasos para que sus risas y voces llenaran el centro de alegría y entusiasmo.
Preparamos todas las cosas necesarias para poner en práctica nuestra actividad. El carro del DVD, los cojines y puffs para que los niños estuviesen más cómodos...
Cuando los niños entraron en el aula, se miraron sorprendidos ya que no esperaban tal sorpresa.
Rosa les preguntó si conocían a la cerdita más querida por los niños, Peppa Pig. La mayoría contestaron con entusiasmo que sí la conocían.
Así que nos pusimos manos a la obra. Nada podía salir mal, pero sí. Cuando encendimos la televisión, ésta no se veía.
- ¡Qué coraje! - suspiré. Pensábamos que ya no podíamos llevar a cabo la actividad, pero se nos había olvidado que Rafa además de ser un gran pedagogo, era un gran manitas.
Se trataba del euroconector, que estaba mal puesto. Así que seguimos con los nuestro.
La actividad fluía con normal desarrollo, pero conforme avanzaba, los niños iban desarrollando la misma reacción. A los niños no les volvía a gustar el film, cosa que no entendíamos.
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