He de reconocer que estaba muy nerviosa, pero no tanto como el primer día. El hecho de que lo intentemos de nuevo, supone un reto para mi. Me siento muy contenta de que mi propuesta le haya gustado mucho a Rosa y de que quiera volver a intentarlo.
Todo fluía con normalidad. Todos reunidos en la sala tomándose el café. Dicen que la cara es el espejo del alma, así que como era obvio, no podía esconder esa sonrisa de bobalicona que tenía en mi cara.
Rosa comentó ante el resto de compañeros mi idea, la de introducir el cine y la pedagogía de éste en el currículo.
- El cine puede ser una poderosa herramienta para despertar y
hacer crecer la imaginación de los niñ@s, ir dándole los recursos necesarios
para que puedan analizar, profundizar, diferenciar y entender el mundo del cine
en relación con el que viven día a día. - dijo Rosa.
Todos me dieron la enhorabuena. Apoyaban mi iniciativa y nos desearon suerte. Lo consideraban como algo novedoso y fantástico.
Aquí les dejo una imagen que he encontrado por Internet y que me ha resultado ser la mar de graciosa.
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