viernes, 27 de diciembre de 2013

Primer día

¡Uff!¡Valla nervios! Muy poquitas veces había estado tan nerviosa como hoy. Muchas preguntas rondaban mi cabeza mientras iba camino del gabinete. ¿Cuántos niños serán?¿Me aceptarán?¡Ufff! No atinaba a pensar nada, los nervios me comían.
Cuando llegué, me recibieron con un cálido abrazo. Un abrazo que me decía "¡tranquilízate que lo vas a hacer bien!"
Nos tomamos tomamos un café todos juntos en la sala de estar. Allí conocí a todo el equipo, a cada cual más amable.
Rosa, que digamos que era mi maestra de prácticas, me enseñó todo el recinto, todas las habitaciones, todo los materiales... Rondaba la calma y el silencio a escasos diez minutos de las nueve. Diez minutos antes de que es@s muchachit@s inundasen el centro de alegría, ganas de aprender, vitalidad...
Acompañé a Rosa durante toda la mañana. Tenía una clase de un total de diez niños. Un grupo muy reducido de entre seis y ocho años. Había niños con trastornos específicos como la lectura, escritura o matemáticas y otros con síndrome de Down o aspergen.

En  este primer día  observe y comprendí que como maestra, educadora, orientadora de niños pequeños se debe tener mucho sentido de responsabilidad. Se debe tener paciencia en el cuidado y en el manejo de los niños. La maestra debe mostrar en el aula seguridad y tener su perfil claro y especificado ante los alumnos, para que así el trabajo que se desee realizar sea claro y organizado ademas de ser muy recursiva y creativa para desarrollar con ellos actividades lúdicas donde involucren el aprendizaje y sea este más significativo.

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