Así que me atreví, busqué varios gabinetes psicopedagógicos en los que poder trabajar. Me llamaban mucho la atención estos gabinetes porque están formados por un equipo de psicopedagogos, maestros, técnicos, logopedas y orientadores familiares con los que ofrecen a sus alumnos un apoyo personalizado, estudiando en cada caso las orientaciones que necesiten.
Preparé mi currículo y lo mandé por correo a la dirección de los distintos gabinetes. Conforme iban pasando los días, mi ilusión iba desvaneciendo puesto que apenas tengo práctica en este ámbito y no iban a coger a una muchacha con apenas conocimientos en la materia.
¡Pero todo cambió! Jamás se me olvidará la mañana del cinco de julio en la que mi teléfono sonó. ¡Había un gabinete interesado en mí!¡Alguien me había depositado algo de confianza! - pensé.
Por fin, mi sueño se iba haciendo realidad.
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